viernes, 8 de abril de 2011
pez cofre
Con su cuerpo prismático y anguloso revestido por placas óseas, el pez cofre no tiene nada de particularmente llamativo. Pero su cola lo salva todo: desplegada en forma de abanico, esta aleta caudal y translúcida presenta una paleta de colores muy delicados.
El macho de este animal parece embutido en una armadura en la que sólo hay hendiduras para los ojos, la boca y las aletas. Presidiario de este caparazón, rígido que no le deja casi ninguna libertad de movimientos, nada mediocremente y debe contentarse por todo alimento con pólipos o pequeños animales lentos, lombrices y crustáceos que mastica antes de tragar.
Los ejemplares jóvenes de este curioso animal pez cofre se suelen esconder en grietas o escombros del arrecife, así como en las ramas del coral, generalmente de Acroporas, por pura supervivencia.
Si pudiéramos comparar entre varios ejemplares los machos suelen ser más grandes y corpulentos que las hembras. Además, suelen distinguirse un poco en la coloración de los puntos alrededor del cuerpo.
El pez cofre vive en el Pacífico y no mide más de 50 centímetros de longitud. Su piel, rica en colorido, hace que sea buscado por los propietarios de acuarios, pese al inconveniente que presenta: es un pez venenoso, que mata a los que le rodean.
El pez cofre es un animal por su constitución y colorido hermoso y al mismo tiempo mortífero.
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